(para cuatro personas)
·1 kilo de costillas de cerdo ibérico
·2 zanahorias grandes
·2 cebolletas
·3 dientes de ajo
·1 cucharadita de pimentón dulce
·2 vasitos de vino blanco seco
·½ litro de caldo de carne
·2 hojas de laurel
·unas ramitas de perejil
·sal y unos granos de pimienta negra
·aceite de oliva
-Sobre una bandeja grande colocamos las costillas troceadas, bañar con la mitad del vino blanco y horneamos a 180 grados durante treinta minutos. A media cocción, les damos la vuelta y cuando estén doraditas por todos lados, se sacan bien escurridas y las dejamos sobre papel absorbente.
-Mientras, pelar las cebolletas y picarlas menudas. Se rehogan en unas cucharadas de aceite de oliva, a fuego suave. Raspar las zanahorias, cortarlas en rodajas gruesas y cuando las cebolletas estén pochadas, las incorporamos a la cazuela y dejamos que vayan tomando color.
-Machacar en el mortero los dientes de ajo con las semillas de comino, una pizca de sal, unos granos de pimienta, el pimentón y un puñado de hojas de perejil y desleímos con el resto del vino.
-Incorporar el majado a la cazuela, añadir también las hojas de laurel y cuando comience a hervir, agregar un par de vasos de caldo. Mezclar bien, bajar el fuego y cocer durante media hora. Comprobar de vez en cuando por si fuera necesario agregar más caldo.
-Pasado el tiempo de cocción, incorporar las costillas, rectificamos de sal y dejamos cocer todo junto diez minutos más sin tapar, para que el caldo reduzca. Servir bien caliente y acompañar con unas patatas fritas y una ensalada.
4 de octubre de 2007
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