- 350 grs de pasta fresca
- 1 kilo de almejas
- ¼ kilo de espinacas limpias (pueden ser congeladas)
- 2 cebolletas
- 2 dientes de ajo
- un vasito de vino blanco
- un vasito de caldo de pescado
- sal y pimienta negra molida
- aceite de oliva
-Mientras preparamos la salsa, dejar las almejas en un cuenco con agua fría y sal para que suelten la tierra. Pelar y picar las cebolletas lo más finas posible. Calentamos unas cucharadas de aceite de oliva en una sartén grande y las pochamos a fuego suave hasta que estén blanditas.
-Enjuagar las espinacas, retirar la punta de los tallos y trincharlas. Se incorporan al sofrito de cebolletas, agregamos una pizca de sal, mezclamos bien y tapamos para que se haga todo junto.
-Después de una hora en remojo, escurrir las almejas y enjuagarlas. En otra sartén, calentamos unas cucharadas de aceite de oliva y rehogamos los dientes de ajo cortados en láminas finas. Cuando estén doraditos y con cuidado de que no se quemen, incorporar las almejas y el vaso de vino, tapar y dejar a fuego medio hasta que se vayan abriendo.
-Luego las sacamos de la sartén y colamos el caldo sobre las espinacas. Incorporar las almejas, probar de sal y mezclar bien. Si fuera necesario, agregar algo más de caldo de pescado, dar un hervor todo junto y apartar.
-En una cazuela grande calentamos agua con una pizca de sal y cuando comience a hervir, añadimos la pasta. Movemos de vez en cuando para que quede suelta y cuando esté “al dente”, la escurrimos y se mezcla con las espinacas. Servimos enseguida y agregar un chorrito de aceite crudo sobre cada uno de los platos.